Aquello de "ojos que no ven, corazón que no siente" no me vale. Las cosas suceden mientras nosotros vemos la televisión, compramos por capricho o cerramos los ojos. Los cerramos para no ver, no sentir. Para no sentir lo que sentiríamos si viéramos a miles de niños explotados a no muchos kilómetros de nuestras fronteras, lo que sentiríamos si viéramos la miseria de otros a costa de nuestra riqueza y bienestar.
Sabemos que hay personas que necesitan ayuda incluso en nuestra propia ciudad, pero ¿porqué no actuamos?
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| Fuente: www.expocoaching.net |
Primero hay que pasar del saber a tomar conciencia, es decir, que estos hechos no nos entren por un oído y nos salgan por el otro, sino que de verdad nos preocupemos por estas situaciones y tomemos partido. ¿Cómo? Hay muchas formas, medios y asociaciones que trabajan por cambiar esta situación. Pero algo que todos podemos hacer y que no cuesta esfuerzo ni dinero es hablar, comunicar, sensibilizar a las personas más cercanas a nosotros de estos problemas. Tomar conciencia es el primer paso para ayudar de corazón y de forma desinteresada.
Muchas veces no hace falta pertenecer a ninguna ONG para ayudar a los demás. Con los pequeños detalles como dar una barra de pan a una persona que pide en la calle ya lo estás haciendo. No obstante, es cierto que las ONG's son las que mejor se movilizan para hacer llegar una ayuda efectiva a las personas más desfavorecidas.
Desde hace algo más de un año colaboro como voluntaria en Manos Unidas. Si queréis conocer un poco más qué es y a qué se dedica esta ONGD (para el Desarrollo), esta entrevista de 5 minutos a su presidenta, Soledad Suárez, lo resume todo perfectamente.
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